–por Cruz Antonio González

Charles Chaplin fue un genio del cine de comedia, supo parodiar su época de manera magistral cuando todavía no se introducía el sonido, expresaba con imágenes diversas facetas del desarrollo industrial; Chaplin era más que un cineasta (algunos le consideran el creador del séptimo arte), un excelente actor, y sobre todo un profundo y ameno crítico del tiempo que le tocó vivir.

El denominado cine mudo, filmado en blanco y negro, hablaba más de lo que callaba, en efecto, en Tiempos Modernos resumió el desarrollo industrial y el surgimiento del proletariado, la clase social que en teoría construiría su dictadura contra la clase opuesta y represora; la burguesía.

En Tiempos Modernos se aprecian las consecuencias prácticas del desarrollo industrial; la mecanización de las fábricas se reproducía en la vida social. La producción de esclavos modernos, condenados en su condición de asalariados; pobres, parias deambulando en las ciudades pidiendo migas de pan.

La ciudad, como la conocemos actualmente, es hija de la industrialización, y es una lucha encarnada con el campo; la ciudad crece por el éxodo de los campesinos que engrosan las filas de las fábricas, creando un ejército de necesitados tratados como mercancías, la más especial entre ellas.

Los distintos escenarios de Tiempos Modernos parten de la concepción de conjunto que tenía Chaplin; una lectura completa y compleja que incluía las manifestaciones de la clase trabajadora por mejores salarios y condiciones de trabajo.

Los trabajadores de las fábricas no tienen posibilidad alguna de tratar con el dueño, su intermediario es el gerente. Mediatizados con las abrumadoras horas de trabajo, y un salario insuficiente para cubrir las necesidades elementales llevando a algunos de ellos a actividades ilícitas (robo) para cubrir el sustento de sus familias.

¿Quiénes son los delincuentes? Pregunta Chaplin con su atronador silencio, ¿el propietario del centro comercial o los asaltantes que trabajan en la fábrica para el dueño de ese centro comercial? La película es una lección de cómo funciona la sociedad capitalista y el uso del Derecho; los trabajadores roban un poco al dueño del centro comercial y van a parar a la cárcel; el dueño de la fábrica le roba horas de trabajo al obrero y obtiene reconocimiento social.

Chaplin coincide con Charles Dickens al hablar, desde el arte, de la situación de los parias, que son efecto de la industrialización (no todos caben en el reino del señor). Dickens describe los contrastes sociales, antepone la bondad por sobre el egoísmo y el enriquecimiento desmedido.

El contexto es la Inglaterra boyante por las riquezas extraídas de las colonias, todo a base del uso de la violencia y la explotación. No fue casual que Marx se trasladara a Londres para comprender el funcionamiento de la sociedad capitalista por excelencia para elaborar El Capital, su potente obra.

Con otra tesitura, El Gran Dictador es una parodia sobre el nazismo, la película se particulariza en la figura de Adolf Hitler. La cinta es un pasaje biográfico del Dictador; desde su desempeño en la correspondencia de guerra hasta su ascenso al frente del país que puso al borde de la locura y extinción a la humanidad entera.

Es tan amplia la película que dimensiona las pretensiones del proyecto del Tercer Reich, como el impacto mundial que, a mi juicio, supera a la grandiosa película protagonizada por Bruno Ganz titulada La Caída, con una comicidad que vuelve a Hitler un villano tan simple como cualquier lector; con sus fobias, ambiciones y errores.

El Gran Dictador es una caricatura de las ambiciones del Dictador por dominar el mundo; iniciando una política exterior belicosa, abriendo paso con el brazo de guerra para anexar, como en el pasado lo hicieron Inglaterra o España.

Con Hitler, Chaplin se ríe de todos los dictadores habidos y por haber; no tienen llenadera, quieren siempre más, hasta controlar el planeta de ser posible. Si utilizamos la mirada con la que Chaplin analizaba a los déspotas de su tiempo, aplicada en el nuestro, saldrían a relucir personajes como Trump, Netanyahu, Putin, Xi Jinping y sus equivalentes de menor calibre.

Lo que mueve a los dictadores de ayer y hoy es la bandera del nacionalismo, enarbolando los símbolos patrios se enfrascan en una lucha mundial por los mercados; la guerra tiene otros matices, sus consecuencias son aún mayores en padecimientos; si las locuras de Hitler pusieron al borde del abismo a la humanidad entera, las locuras de estos cuatro jinetes escapados del psiquiatra no son menores.

El Gran Dictador es una dura crítica al modelo de país que usan los dictadores; control social, falta de libertades políticas, ausencia de democracia, militarización, asesinatos selectivos y enriquecimiento de ciertos sectores sociales.

Es la crítica a las naciones que silenció a los ciudadanos, como también a quienes no escuchan lo que sucede en el mundo, porque la dictadura puede utilizar las vestiduras de la democracia, como los partidos, la representación de las voces de la ciudadanía.

La democracia parodia a la dictadura al encabezar el genocidio en Palestina (siempre la guerra), y al interior, las democracias persiguen a los diferentes y arrebatan las tierras por medio de la violencia a los pueblos originarios.

El cine es arte en el caso de Chaplin; no es su objetivo el denunciar una época, pero tampoco está peleado con hacerlo, siempre que el arte no sea devorado por el dictador-contenido y arranque una risa (o llanto) al espectador.

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