por L. Carlos Sánchez

Hubo fiesta en la casa del Bernardo. Una piñata atada al viento de la alegría. Pasaron las horas infantes, la sonrisa y desparpajo en el pelo. El cerro de testigo.

¿Santa clós le dio un beso a mamá? Esa no. Las de tropicalísimo, y no capea, no capea, sí. Las estrofas de moda y las siempre eternas clásicas de los invasores de nuevo lión. Una que otra de antaño, la lámpara, por ejemplo.

Chicharrones, barbacoa, chiles en raja. Agua de jamaica y frutos varios. Una cheve, el güisquito. La fraternidad es un brindis antes de caer el sol. Botana sinónimo de risa, salsita de la verde y roja.

Los temas de ida y vuelta, uno y otro. La mirada puesta en ese ocre casi naranja en la cima del cerro, la piedra bola que es barrio, que es historia, que es punto de encuentro también para la memoria, la recordación de las horas felices. Ya le diste uno ya le diste dos.

Diciembre se tiende sobre las emociones, el recuento de los meses y un impulso intermitente en el movimiento de los pies sobre en el concreto, el acompañamiento de ese sonido musical que incita al deseo de entrarle al ruedo y bailar, con la mirada y el viento en la greña.

Los dulces sobre la tierra, las manos que pergeñan el cometido de la tradición, el papel roto encima del cartón es la continuidad de esa obra artesanal que convoca al palo y la enjundia, para que se rompa, para que florezcan los sabores y cacharlos o juntarlos. Luego a la repartición porque compartir es un acto cuasi obligado cuando no se aspira más que a la convivencia y fraternidad.

Hay uno cuantos que son muchos en la comitiva sindical, Sutcres por sus siglas. Se organizan y conversan, opinan y acuerdan, en el curso del año los proyectos, las acciones, análisis y avances. De ahí la idea de la festejancia, rolas, baile y bebidas, en el convivio, la tarde familiar. Taquitos de refile.

Lo bonito del vinito, cuando la entereza y disposición pal gozo. Conversar. Organizar.

Hubo fiesta en la casa del Bernardo, hincapié sobre las horas felices. Porque ya la navidad, porque el cierre de año, porque pronto uno new, porque la garganta y el pecho lo requieren, porque el son de cumbia y la movilidad es un resplandor que alumbra la tarde-noche.

Pronto el almanaque y su recorrido otra vez. Pronto la piñata de nuevo, en su integridad efímera, las manos fuera de los bolsillos y la felicidad dentro del corazón. A la vuelta.

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